Hide & Seek
Cuando los niños aprenden a jugar a la escondida se meten debajo de una mesa, cierran los ojos bien fuerte y se cubren la carita con las manos y recontrajuran que nadie los va a pillar jamás. Se pierdan en una oscuridad imaginaria creada por ellos mismos y basta abrir los ojos para quedar descubiertos.
Yo nunca debí salir de ahí
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